
[03/06/2013] La mayoría de nosotros, al parecer, hemos decidido que no podemos vivir sin nuestro dispositivo móvil favorito. Ya sea en el transporte público, yendo de compras o simplemente caminando por la calle, es muy probable que esté rodeado de gente deslizando sus pantallas, ajustando sus auriculares o escribiendo en una pantalla virtual.
Pero aunque un dispositivo móvil es visto cada vez más como una herramienta imprescindible, ¿qué ocurre cuando se aumenta a dos, tres o más? Después de todo, el número de dispositivos móviles que posee un abonado promedio en los EE.UU. hoy en día es 1,57, de acuerdo con Wireless Intelligence, el brazo de investigación de la Asociación GSM; y de 1,85 en el resto del mundo. A finales del 2013, habrá más dispositivos móviles conectados a Internet que personas, de acuerdo con Visual Networking Index de Cisco.
Según Google, el 90% de nosotros hacemos malabares con cuatro pantallas en un día (smartphone, PC, tableta, TV), a menudo comenzamos una tarea en un dispositivo y la terminamos en otro (lo cual es llamado "screening secuencial"), o usamos múltiples dispositivos al mismo tiempo ("escaneadores simultáneos"). Nueve de cada 10 personas son escaneadores secuenciales, según Google, mientras que el 77% ve la televisión con otro dispositivo en la mano.
Es natural, entonces, preguntar: ¿Existe una situación de demasiados dispositivos móviles? En el mundo actual de "demasiada información", tal vez hay una tendencia emparentada: la sobrecarga de hardware.
Dispositivos principales
David Collins, gerente de infraestructura de TI en Residential Finance, una organización que otorga préstamos hipotecarios en Columbus, Ohio, está consciente y está reduciendo su cifra actual de cinco dispositivos a solo dos. Su lista incluye un smartphone basado en Android, una netbook basada en Windows, una tablet basada en Android, y dos portátiles, una para el trabajo y otra para uso personal. Además, está evaluando dos tabletas basadas en Windows para el uso de su compañía.
La computadora portátil personal, señala, será probablemente la primera en irse. "Sigue siendo viable, pero porque soy un usuario fuerte de dispositivos, quiero simplificar a lo que realmente necesito y deseo. " Y tal vez –dice- podría vivir sin la netbook, que -por lo menos antes de adquirir la tablet y la portátil de trabajo- la utilizaba para reuniones laborales y actividades personales, como la co-dirección de un grupo vocal. "Yo podía hacer asistencia y tener los PDF de nuestra música -era más fácil en la netbook que en el smartphone", señala.

Pero por su pantalla más grande, una cantidad significativamente mayor de potencia de procesamiento y herramientas de acceso remoto, es preferible la tablet, agrega. Él no solamente puede almacenar los PDF de su música, sino también grabar pistas de acompañamiento, y también puede acceder a su escritorio de forma remota. La única ventaja restante de la netbook es su funcionalidad de Windows. "Aunque puedo manejarlo remotamente desde la tableta Android, a veces es bueno trabajar de forma nativa en el sistema operativo Windows usando el escritorio remoto", afirma.
Por supuesto, con su recién adquirida portátil de trabajo -una Ultrabook de 15 pulgadas que es más robusta, más potente y más ligera que la netbook de tres años de antigüedad, ahora está en condiciones de hacerlo. "Donde quiera que voy ahora, hago saltos entre [la netbook], la tablet o la portátil de trabajo", señala. Debido a que su oficina alienta a los empleados a mantener sus datos y aplicaciones en sus escritorios y acceder remotamente a su PC a través de una VPN segura, Collins puede utilizar cualquiera de sus dispositivos para hacer eso, además de utilizar Evernote y otras tecnologías de nube para sincronizar los archivos. "Siempre que tenga una conexión a Internet, puedo conseguir lo que necesito", comenta.
Por otra parte, como la mayoría de la gente, Collins rara vez está sin su smartphone, utilizando Exchange ActiveSync para el correo electrónico, contactos y sincronización de calendario. Aunque él prefiere el acceso remoto a través de la computadora portátil, puede arreglárselas con el teléfono o la tablet. “Si tuviera que ir al centros de datos en el medio de la noche y olvidé mi portátil, todavía podría acceder a todo lo que necesite a través de mi teléfono; o si olvidé mi teléfono, podría utilizar la computadora portátil", señala. "Preferiría no hacerlo sin uno o el otro, pero trato de estar seguro de que los tres están sincronizados".
Collins también cumple con la definición de Google de un "escaneador simultáneo", prefiriendo mantener sus comunicaciones de negocios en la ultrabook o en la PC del trabajo, mientras que envía mensajes de texto a su esposa en su smartphone y revisa su cuenta de Gmail personal en su tablet.
Aunque Collins disfruta de la flexibilidad de sus múltiples dispositivos móviles, "eso se vuelve aburrido a veces", agrega. Para septiembre, con un bebé en camino, le gustaría simplificar a dos dispositivos principales: el teléfono móvil y la ultrabook. "Voy a tener un montón de cosas que llevar a todas partes con un bebé", señala.
Liberarse
Mientras tanto, con una tablet y dos smartphones -uno para el trabajo y otro para uso personal - Samuel Satyanathan, líder en tecnología y arquitecto en Ericcson, también se esfuerza por liberarse de demasiados dispositivos móviles. A pesar de que utiliza el correo electrónico, iCloud y el ID de Apple para mantener los dispositivos sincronizados e integrados, también llega a reenviar sus llamadas personales al teléfono de la oficina para no tener que llevar las dos cosas. Él usa la tablet principalmente para ver videos y leer, pero -ya que alberga aplicaciones similares a las del teléfono-, hay superposición de funciones allí, también. "Tal vez uno de estos días, pueda controlar todo en mi teléfono", comenta, señalando que ya puede controlar su TV y su reproductor de Blu-ray desde su teléfono a través de aplicaciones de control remoto.
Satyanathan en general está contento con lo bien que se pueden integrar los dispositivos; por ejemplo, puede llegar a ser contactado en cualquier dispositivo por cualquiera que se contacte con él a través de Facetime o iMessage. Él es menos feliz con la funcionalidad variable de las aplicaciones móviles, en función del dispositivo que utilice. Un ejemplo es la aplicación TripCase, que utilizó recientemente para un viaje internacional. "El viaje no fue importado con precisión a la aplicación", explica. "Traté de corregirlo a través de su aplicación, pero no se podía hacer". También trató de usar el navegador de su teléfono para fijarlo en el sitio web, pero el sitio no le dio ninguna opción para ir a la página completa del navegador. En última instancia, tuvo que buscar una PC para iniciar sesión en el sitio web, señala.
Una variedad infinita
Disminuir el número de dispositivos móviles puede verse obstaculizado por las innumerables variedades que llegan al mercado, desde tablets que parecen laptops (contando con capacidades completas del sistema operativo Windows 8 y teclados plegables), hasta teléfonos que parecen tablets (con pantallas de gran tamaño y un montón de almacenamiento). Aunque estos híbridos pueden estar destinados a consolidar funciones, es probable que las personas -especialmente las que adoran los gadgets- posean unos cuantos dispositivos para decidir cuál (o cuáles dos) no dejarían al salir de casa.
Ese es el caso de Doug Ross, director de tecnología en Western Southern, quien cuenta con siete u ocho dispositivos a su nombre, incluyendo tabletas, una laptop, varios lectores de libros electrónicos y su teléfono inteligente primario. Sin querer, Ross ha comenzado a racionalizar el número de dispositivos que utiliza. Si bien tiene una iPad, el teclado virtual no se acomoda a sus grandes necesidades de creación de contenido. "Veo un montón de gente en las reuniones con la iPad con un teclado desmontable, pero no estoy en un lugar donde pueda utilizarla de manera eficaz como sustituto de una computadora portátil", señala.
Ross utiliza un smartphone, un Droid Razr, ya que su empresa utiliza software de gestión móvil de Good Technology para segregar los datos personales y los de negocios. Y después de instalar el software de Kindle en su Droid Razr, "Me estoy viendo a mí mismo leyendo libros en mi teléfono", señala, lo cual está cada vez más negando la necesidad de un e-reader, sobre todo porque el teléfono le permite simultáneamente mantenerse al día con Twitter y el e-mail. No es de extrañar, entonces, que Ross se haya visto a sí mismo mirando la Galaxy Note, que es más pequeña que la Mini iPad pero más grande que un teléfono, e incluye un lápiz para tomar notas. "Es principalmente un teléfono, pero combina las capacidades de una tablet en un dispositivo que puede utilizarse como ambos equipos", señala.
En este punto, sin embargo, se encuentra utilizando tanto su smartphone y su tablet, al mismo tiempo, sobre todo al ver el béisbol en la televisión. "Yo podría estar buscando estadísticas de la carrera de alguien en la iPad, mientras que en el smartphone se encuentra en mi feed de Twitter, en el que leo lo que la gente está twitteando sobre los Reds", agrega.
Y luego están los Glass Google. Ross está esperando con impaciencia la entrega de la nueva tecnología portátil de Google, después de haber sido elegido recientemente para recibir una primera versión del dispositivo, después de presentar una idea de cómo iba a usarlo. "¿No sería genial estar caminando o esperando en el consultorio del médico, leyendo sus actualizaciones de su cuenta de Twitter?", señala Ross. En lugar de eliminar su dispositivo móvil ", se convierte en una parte integrada de su vida", agrega. "Parece que hay una progresión natural de los dispositivos a estar vinculados más integralmente a los seres humanos".
Si tenemos en cuenta este tipo de desarrollos, es difícil predecir si veremos que las personas lleven dispositivos móviles en mayor o menor cantidad en su vida diaria. Lo que está claro es la creciente dependencia de la conexión constante con al menos un dispositivo. "Solía ser que en un avión, usted sabía que estaría en régimen de incomunicación", señala Ross. Ahora, con WiFi, no hay demasiados lugares donde la conectividad no sea posible. Un vuelo de Columbus a Charlotte, significa una hora en las salas de espera, agrega, y volará, tal vez 45 minutos. Cobran cinco dólares por una conexión a Internet, y no puedo decirle cuántos dispositivos se abren. Nadie quiere estar desconectado, incluso en esos 45 minutos".
María Brandel, Network World (EE.UU.)